TRIBULACIONES DE UN MIRLO
Se
asoma de nuevo a la pajarera, comprueba que nada ha cambiado y vuelve a posarse
meditabundo. Lleva días sin probar bocado. Los insectos y los frutos que antes
tanto le deleitaban, ahora se han vuelto insípidos. Sus canciones suenan
tristes y desafinadas, su árbol le parece un ridículo arbusto, e incluso su
hogar, que antes le parecía un vergel, hoy lo ve como un simple vertedero.
Aunque para otros su situación sería señal de máxima fortuna, se siente el
mirlo más desgraciado del mundo. Su orgullo de macho no acaba de digerir ese
plumaje blanco de su retoño.
jaja, no esperaba ese final. Muy bueno :-). Un abrazo
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