El subía empujado por la muchedumbre, ella bajaba desbocada tratando de alcanzar aquel metro como si en ello le fuese la vida. Tras chocar tomaban café, de dos sorbos, en un McDonalds.
Hoy, dos años después siguen corriendo. Sus horarios cambiados hacen que sólo consigan charlar telefónicamente, aunque siempre algo ineludible les obliga a colgar. En la poca intimidad ganada a sus dos hijos ella, agotada, finge sus orgasmos para dormirse cuanto antes, él se derrama precozmente para consultar su agenda.
Prometieron amarse toda la vida pero hoy viven separados. Su “toda la vida” también pasó a la carrera.
Hoy, dos años después siguen corriendo. Sus horarios cambiados hacen que sólo consigan charlar telefónicamente, aunque siempre algo ineludible les obliga a colgar. En la poca intimidad ganada a sus dos hijos ella, agotada, finge sus orgasmos para dormirse cuanto antes, él se derrama precozmente para consultar su agenda.
Prometieron amarse toda la vida pero hoy viven separados. Su “toda la vida” también pasó a la carrera.