Se besaron, apuraron sus copas y agarrados de la mano se sentaron a escuchar su canción favorita. La aguja acariciaba los surcos y la música invadía el salón: "Somos novios pues los dos sentimos mutuo amor profundo ...". Volvieron a mirarse y sonrieron, estaba escrita para ellos: "Somos novios mantenemos un cariño limpio y puro ...".
La copa de Isabel cayó a la alfombra y al instante la de Carlos tuvo el mismo destino. Después de cincuenta años juntos habían encontrado la unión eterna: "Para darnos el más dulce de los besos ... Sin hacer mas comentarios, somos novios".