La alegría por abandonar la
muerte, el hambre y el miedo solo ha durado unas horas. Algunos ya han partido
para reagruparse con los familiares supervivientes, pero la mayoría seguimos
sin atrevernos a salir. Cada poco nos asomamos para cerciorarnos de que los
soldados que pasean junto a las alambradas ya no son enemigos, y aun así
seguimos paralizados sin saber qué hacer. ¿Qué nos
queda? ¿Dónde regresar? Pensamos en nuestras ciudades,
nuestros barrios, nuestras casas, pero ahí fuera nada ni nadie espera. Esta
mañana algunos han empezado a barrer las calles del campo, otros a adecentar
los barracones.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
viernes, 9 de abril de 2021
Benditos malditos (Día 99)
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Muy bueno, las guerras producen eso ,ese desconcierto triste.
ResponderEliminarUn abrazo