Nunca
ha podido olvidar aquella mañana cuando, tras escuchar por casualidad una
conversación telefónica de su prometido, decidió que nadie se casaría con ella
por pena. Aquel día rompió con todo. Con el tiempo supo que él se casó y tuvo
tres hijos, pero ella nunca encontró quien le hiciera reír y llorar sin motivo
aparente. Su corazón permaneció seco hasta que la semana pasada el teléfono
sonó de un modo extraño. Al escuchar aquella voz rompió a llorar. Hoy, de nuevo
juntos, saben que si para Gardel veinte años no son nada, para ellos cuarenta
son una minucia.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
sábado, 10 de abril de 2021
Para siempre (Día 100)
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ResponderEliminarUn abrazo