jueves, 16 de febrero de 2017

Hábitats


Suena el despertador, se asea y sale de casa. Ayer le ascendieron y se siente mucho más importante. Se cruza con los perroflautas del bajo, con los chinos del bazar y con los curritos del edificio contiguo; algo le eleva por encima de ellos. Entra en el bar de siempre y respira esa mezcla de aceite y sudor avinagrado. Desde allí ve cómo los ejecutivos de su empresa desayunan en la cafetería de moda que hay enfrente, y anhela estar allí. Entonces repasa la subida mísera de sueldo, mira alrededor y disfruta del olor mientras degusta su café torrefacto.


Los otros caminos

Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda  #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...