Por primera vez cuelgo en este blog una historia que no es mía. Su autora es Sara, mi mujer, la "culpable" de que me haya empezado a aficionar a todo este mundillo de los microrrelatos.
Espero que os guste.
Espero que os guste.
Cuando él terminó de hablar pensó: "No tengo nada que decir" y nada dijo. Creyó que aún así debía hacerlo así que buscó en lo más profundo de su alma. Nada. Buscó en los recuerdos grises de su memoria. Nada. Buscó entre las ruinas de su corazón helado. Nada. Incluso buscó en los ojos de él, ansiosos de una reacción. Tampoco encontró nada. Ya era demasiado tarde. De repente sintió un escalofrío. Se revolvió en la cama y se acurrucó bajo las mantas mientras él salía de la habitación con sus quince años de pareja resumidos en dos maletas.