REENCUENTRO
Plácida
mañana para viajar, pienso mientras acciono el mando para subir el cabecero.
Cojo el mapa que encargué a la enfermera y lo despliego sobre mis piernas. Fijo
la vista, acerco la mano temblorosa, y arrastro el dedo por el papel satinado buscando
mi ubicación. Cuando la encuentro, emocionado y nervioso comienzo a recorrer
esas carreteras tantas veces transitadas.
Son pocos kilómetros, pero el párkinson me impide ir
más rápido. Incluso en alguna de las curvas mi dedo abandona el camino marcado
y debo retroceder. Antes de llegar al destino final me detengo unos instantes
sobre el pueblo en el que fuimos felices. Las lágrimas diluyen su nombre. Me
sitúo unos milímetros más allá, donde calculo que estarán las montañas en las
que esparcieron sus cenizas. Me desprendo entonces del oxígeno e inspiro hondo.
Puedo sentirla en cada bocanada de aire nuevo y por primera vez desde hace
mucho tiempo me siento feliz. Arranco los cables y las vías que me mantienen
atado y, mientras suenan los pitidos en los monitores, dibujo en mi rostro una
sonrisa plácida.
Brutal, muy bueno. Qué bonita manera devolver con la amada. Por las carreteras de un mapa.
ResponderEliminarUn abrazo