EL REY DEL BRILLO
Un taburete, betún, ceras,
cepillos, bayetas… Marcial, autoproclamado «Rey del brillo», ofrece por cuatro
euros conversación y zapatos en los que incluso se podría comer. Superviviente
del arte de lustrar calzado, sueña con que algún día cambie su suerte y así
disfrutar viendo que otro se los limpia a él. Y como a veces los sueños se
cumplen, dos años después abandonó su metro cuadrado de acera en la Gran Vía
para enfundarse en un traje elegante y unos botines; tan relucientes como la
inscripción que reza en su lápida: «El símbolo de la elegancia es el zapato
limpio».
Cachis, un poquito tarde, me temo. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo