PEQUEÑAS DETECTIVES
Cuando
su padre entra en la habitación, las niñas siguen enganchadas a sus libros. Les
advierte que ya es la hora de dormir, pero ellas se resisten. Después de varios
avisos, cuando empiezan las advertencias de castigo, colocan a regañadientes el
separador y apagan la luz.
Mañana cuando toque ir al colegio, incapaces de
levantarse a la primera, continuarán las monsergas paternas. Ellas aguantarán
el chaparrón sin decir nada porque saben que no las creerían si contaran lo que
ocurre cuando todos duermen. Es difícil explicar que una noche más han tenido
que saltar a la ficción para ayudar a Perrock Holmes o a Gerónimo Stilton a
resolver sus últimos casos.
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