La foto está tomada en Leganés |
Para siempre
Nunca ha podido olvidar aquella mañana cuando, tras escuchar por casualidad una conversación telefónica de su prometido, decidió que nadie se casaría con ella por pena. Aquel día rompió con todo. Con el tiempo supo que él se casó y tuvo tres hijos, pero ella nunca encontró quien le hiciera reír y llorar sin motivo aparente. Su corazón permaneció seco hasta que la semana pasada el teléfono sonó de un modo extraño. Al escuchar aquella voz rompió a llorar. Hoy, de nuevo juntos, saben que si para Gardel veinte años no son nada, para ellos sesenta son una minucia.
Esta historia quedó fuera de la selección de "Diluvio personal". Si deseas tener las historias seleccionadas para mi nuevo libro puedes venir a la presentación que se hará el próximo viernes en Madrid a las 19.00 h en @elolordelalluvia_libreria (calle de las Maldonadas, 6)
Enlace a la web de la editorial.
El tiempo, veinte años, son nada. A veces
ResponderEliminarFelicidades por la selección. Un abrazo