lunes, 19 de enero de 2015

Días de hambre


Tumbada en la cama escucha cómo los sollozos interminables de su vecina, recordando a sus hijos muertos en el frente, se confunden con el rugido de sus tripas, como tuberías llenas de aire. Hasta hace poco también oía maullar a su gata, pero ya no la siente por casa. Aunque cree que lleva escuchando los mismos sonidos durante días, debe estar equivocada porque su habitación continúa a oscuras. El hambre la corroe y por enésima vez le grita a su madre si ya puede levantarse. Mamá siempre responde lo mismo: “duerme un poco más hija, aún es de noche”.

3 comentarios:

  1. Miguel, cuánta soledad transmite este microrrelato, donde cada elemento parece colocado para crear esa sensación. Las guerras deben provocar algo muy similar a lo que narras.

    Un buen microrrelato.

    Abrazos.

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  2. Tremendo, por lo real que lo transmites. Recuerdos que me llevan a mi niñez, no de hambre, pero sí de escasez.

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