Todas las mañanas sale a la calle buscando historias inspiradoras. Primero visita el bar de su amante y escucha las conversaciones de los otros clientes. Después sube al metro y observa el comportamiento del resto de viajeros. Para acabar se acerca a la oficina del Inem y escruta la desesperación de los que allí aguardan.
Casi todos los días regresa desesperado, sin ideas aprovechables para sus microrrelatos. Mientras tanto su hija de quince años chatea con un cincuentón; su hijo esnifa unas rayas para salir de fiesta, y su mujer aliña la comida entre lingotazos de anís y antidepresivos.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Miguel Ángel, recuerdo este microrrelato, el cual me parece un gran ejercicio de ingenio, porque nos planteó un quebradero de cabeza, ya que estuvo muy cerca, muy cerca de ganar.
ResponderEliminarMe gusta mucho esa doble historia que muestra el micro y la ironía que se utiliza.
Un abrazo fuerte.
Pues me habríais dado una gran alegría porque estoy bajo mínimos. En los últimos dos meses creo que éste es el único microrrelato que he escrito ya que el trabajo no me deja tiempo para que me vengan historias a la cabeza.
EliminarMe alegra que te gustara.
Un abrazo NIcolás.
Interesante como no encuentra la historia por estar atrapado en la propia.
ResponderEliminarPues en un solo relato has contado unas cuantas historias, Miguel.
ResponderEliminarMe recuerda a la vida, siempre, la de ahí fuera, la que araña.
Besosss
Me gustó.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad no estaba ahí fuera, je je. Pero tienes razón, tantas veces pasan cosas así.
ResponderEliminarFelicidades por el casi.
Saludos Miquel.
Las musas en búsqueda y captura, impidiendo ver los temas sobre los que escribir, tan cerca que te devoran. Muy bueno.
ResponderEliminarLas historias de la familia no están mal, pero la suya daría para una tetralogía.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Me encanta el componente social y de crítica que explota. Muy muy tuyo.
ResponderEliminar¡Cuando las musas no están por la labor... pasan de puntillas ante nuestros propios ojos¡
ResponderEliminarEstupendo micro, un saludo!
Impresionante retrato y crítica de la situación de muchos. Sin decir demasiado, lo dices todo. Una vez más.
ResponderEliminarCuando dejemos de encontrar palabras o el motivo para usarlas, estaremos muertos.