En cuanto comienza el partido, el equipo contrario cuelga el balón al área pillando descolocada a nuestra defensa. Diez segundos y ya perdemos. Al sacar de centro nuestro jugador franquicia caracolea varias veces y retrasa el balón justo donde espera la estrella rival que, ante la pasividad del guardameta, anota el segundo. El marcador señala al descanso un bochornoso 8-0, al terminar un humillante 11-0. De regreso nadie duerme en el autocar: unos avergonzados por la derrota, otros eufóricos por las ganancias. Lejos de allí solo discrepan en la bebida: en Italia brindan con grappa, en China con baijiu.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo