Para J.G.M.
Siempre que Jorge viaja en el Cercanías, sin libro ni móvil, le persigue la obsesión de que ese día acaba el mundo y él es el único superviviente. Entonces le gusta observar a las viajeras para averiguar con cuál conseguiría que la especie no se extinguiera. La de enfrente tiene las piernas gordas; a la del fondo le sobra maquillaje, y la rubia estirada viste fatal. Hoy, según elimina opciones, una voz varonil le ha sacado del letargo: “¿Qué te pasa cariño?”. Ese susurro le basta para olvidar sus ansias de salvador. Hace tiempo que no cree en profecías.
El amor es libre, como la ensoñación que muchos viajes de tren provocan.
ResponderEliminarUn abrazo
En profecías ni en profetas, según parece.
ResponderEliminarSaludos,
J.