Estaba cansado de oír que el padre de Antoñito era especialista en distribución de documentos, el de Vicentón técnico en mantenimiento de vía pública y el de Andresín en logística aplicada a la energía combustible. Estaba harto de que se mofasen cuando contaba que su padre no trabajaba y en casa pasaban hambre. Al triunfar el pronunciamiento militar las risas pararon y aparecieron las acusaciones de apropiaciones indebidas, relaciones impropias y desvío de fondos. Desde entonces no hubo correo, las calles se llenaron de basura y la gasolinera cerró. No le importó; su padre fue nombrado administrador de justicia.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Si revisamos en algunos de esos diccionarios que de vez en cuando aún se publican, de seguro encontraremos que Justicia y venganza tienen raíces comunes.
ResponderEliminarTanto que en algunos casos suenan como sinónimos.
Saludos,
J.
Pd. Excelente texto, eso es innegable.
Inmejorable relato. Ante alzamientos militares, los que cambian de lado de la tortilla, se olvidan de que la justicia debe ser proporcional y hacen su venganza sin limites
ResponderEliminarUn abrazo
Te paso dirección de mi blog nueva. Por si es de tu interés.
ResponderEliminarhttps://albada2.blogspot.com.es/ Un abrazo más y feliz fin de semana