jueves, 28 de abril de 2016

Luz de ángel

Hace tiempo que el blog cría telarañas, y aunque tengo ganas de abrir ventanas y sanar, la pereza siempre gana. Hoy me aprovecho, y dejo que limpien por mí, y por eso os dejo con esta historia de Sara. 

Os quiero. 

Luz de ángel 

En tus ojos brilla un sol frío de invierno, como el mes en que naciste. Sé que en ti vive un alma ansiosa de calor a cada instante. Tu besos buscan mi piel para absorber el amor que necesitas para respirar y aunque a menudo tus brazos estén vacíos, como yertos, yo sé que siempre esperan, que siempre están dispuestos al abrazo de la madre que no juzga, de la madre que simplemente ama. 

Hija, así te llamé nada más nacer. Así te llamo cada día y cada día mi alma estalla en mil pedazos cada vez que pronuncio esa palabra. Tan simple y a la vez tan complicada. Eres mi luz de ángel porque a veces siento que no eres de este mundo. Que eres un regalo que nunca sabré apreciar en toda su magnitud. Libre como el aire, así eres tú. Una pieza imposible de encajar en ningún sitio. Y sin embargo, tan suave, tan dulce ...y tan pura. 

 A veces protestas porque no entiendes el mundo. El mundo es así, yo te digo, tienes que asumirlo. Pero ¿sabes una cosa? No tengo razón. No lo asumas. Lucha, no te rindas nunca. Porque llevas en ti una luz que pocos pueden ver con claridad. Pero si alguien se detiene a observar, será tocado por el milagro de un destello de sabiduría.


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