Desde que el tío Jero, el patriarca, ha ingresado en el hospital, el desfile no cesa. Hijos, sobrinos, nietos, y conocidos del barrio abarrotan la sala de espera. En su habitación está Luis, un anciano que hoy, tras un mes operado, ha recibido la segunda visita de su familia. Esta vez tampoco han estado mucho tiempo porque no soportaban el jaleo de los vecinos. Antes de marcharse han puesto una queja en atención al paciente alegando que esas no son condiciones idóneas para recuperarse un enfermo. Luis sigue rezando cada noche para que las molestias de Jero no remitan.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Ya ves... Una misma situación y dos prismas distintos, como la vida misma, hay tantas versiones como ojos que miren.
ResponderEliminarMuy acertado este micro Miguel.
Desesperanzadoramente realista.
ResponderEliminarMuy bueno...
ResponderEliminarCreo que alguna vez pasé por este blog, pero no me vi como seguidor, es raro, porque bien lo vale.
Un abrazo.
HD
La soledad del enfermo es la puntilla... https://fragmentsdevida.wordpress.com/2015/08/14/yo-y-los-demas-64-la-familia-del-vecino/
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