Llegó de Valparaíso hace meses pero sigue sintiéndose un extraño. A Jesús Santos Bautista le llaman “El Diablo”, no por burla sino por malvivir en el llamado Callejón del Infierno, junto a la Plaza Mayor. Allí sentado, junto a su mochila y el cartón de vino, comprueba a diario su invisibilidad ante los demás. A sus treinta años sólo aspira a que la suerte, la buena, le saque del pozo y poder descansar para siempre. Sabe que está cerca de conseguirlo: el invierno ya lo ha vivido aquí y el de este año dicen que será aún más frío.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los otros caminos
Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...
-
Esta entrada es mi propuesta para el reto de noviembre de Esta noche te cuento . Esta vez se trataba de inventar una palabra y yo he tom...
-
"Amor por lo pequeño" fue otro de los microrrelatos traducido, hace unos años, para la colección Lectures d'Espagne. P...
Triste realidad, ahora en navidad se nos removerá un poco la conciencia y luego vuelta a nuestro día a día, haciendo invisibles por las calles.
ResponderEliminarUn saludo indio
Nos ponemos un escudo y pasamos indiferentes ante tanta desgracia...No los vemos, no queremos verlos y no queremos pensar que nos podía pasar.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Duele este relato. Con estos temas tienes una sensibilidad especial con la que logras clavarnos las palabras en lo más hondo de la conciencia.
ResponderEliminarNo Comments estas fechas son muy propicias para ello, una vez pasen seguirá todo igual.
ResponderEliminarRosa ninguno estamos completamente libres de vernos algún día así. La vida da muchas vueltas.
Cybrghost muchas gracias por tus palabras.
Saludos para los tres y muchas gracias por vuestros comentarios.
Oye Miguel, esta historia de dolor, en Argentina, la conocemos muy bien.Hay mucha hipocresía en la sociedad y demasiada indiferencia. Aquí he visto de todo, desde un niño masticando una rata, hasta un viejo congelándose de frío. En muchos casos la droga fue el alimento y el alcohol una aspirina. También he visto a los políticos reíse y me pregunté..¿De qué se ríen?. Un abrazo.
ResponderEliminarJoder lo del niño masticando la rata me parece ya lo máximo, aunque lo que dices de la risa de los políticos hace que me replantee todo. Saludos José María.
ResponderEliminarTe mando este microcuento a propósito de lo dicho: NOCHE Está embarazada de ocho meses. "¡Se va llamar Ernesto, como el "CHE",dice. Duerme en la plaza sobre un cartón. No tiene frazada. Lava parabrisas. A veces una changa por hora. Si se viene el crío, de apuro al Hospital. Va a nacer en otoño. La cagada es la lluvia. Hoy mate cocido. En el televisor del bar vio a Cristina."Yo voy a ser como ella",suspira. La panza pesa. La cintura se parte. La calle duerme. Los otros no descansan. Las luces del Congreso son como estrellas. ¡Esto de la barriga no pasa de mañana!. Hay cielo de tormenta. Otra madrugada la espera tirada sobre los pasos de los que no cuentan.
ResponderEliminarGracias por el aporte José María. Me gustó sobre todo la frase final. Saludos.
ResponderEliminar