La pradera donde corría de pequeño. El riachuelo donde chapoteaba en verano. Incluso el viejo ciruelo junto al paso a nivel. Todo seguía igual. Cuando subió a aquel tren unas horas antes en Atocha jamás pensó que el viaje terminaría en su pasado. Se sorprendió de que aquel lugar aún existiera en los mapas ferroviarios cuando sin mucha convicción pidió el billete. Y sin embargo allí estaba, tal y como lo recordaba… Entonces volvió la vista y vio la casa del jefe de estación. Hueca, inerte, marchita. Regresó de golpe al presente contemplando las ruinas de su memoria infantil.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Los recuerdos siempre habitan nuestra mente, y dan lugar a micros como este. Un abrazo.
ResponderEliminarA mi me pasa cuando vuelvo a lugares que la infancia ha dejado parados en el tiempo.
ResponderEliminarMuy bonito, Miguel. Un abrazo
Por evitar shock de este tipo es que me da miedo volver al lugar donde pasé mi infancia y temprana adolescencia, prefiero dejar congelado en mi recuerdo aquel lugar maravilloso, que por lejano en tiempo y distancia, a veces me parece que lo soñé.
ResponderEliminarPrecioso micro y gracias por dejarnos leer a Sara a través de tu blog.
Besos brujos y feliz fin de semana para ambos
Yo no nací en ningún pueblo, me hubiese gustado, pero cuando voy al de mi madre, que he visitado muchas veces en mi infancia, me gusta ver que hay cosas que siguen igual que en mi recuerdo, a veces sufren terribles cambios.
ResponderEliminarBonito relato de Sara.
Besos para los dos.
Raro encontrar algo aún entero que recuerde al pasado...seré muy mayor? jajaja
ResponderEliminarUn bonito micro. Bicos.
Dicen que cuando recuerdas mucho es porque ya has vivido demasiado, de todas formas mejor recordar que dejar olvidado todo lo vivido, salvo excepciones.
ResponderEliminarSaludos y gracias a todos por vuestros comentarios.
Buen micro, Sara. Me gustó mucho la última frase.
ResponderEliminarUn beso.
Torcuato se lo diré a Sara, seguro que se alegra por tus palabras. Ella no suele visitar demasiado el blog. Cría cuervos...
ResponderEliminarSaludos