Casi siempre que veía a su mujer cuidar al recién nacido se le oía decir: "¡Qué envidia! ¡Quién pudiera vivir como él!: sin responsabilidades, duerme todo el tiempo que le apetece y cuando quiere, puede hacerse sus necesidades encima que enseguida le limpian, le dan de comer, le miman, le besan,…" Tantas veces lo repitió que por alguna incomprensible razón un día consiguió su deseo. Aquella mañana cuando vio que ahora él era el que podía hacer todas esas cosas lamentó haberlo anhelado con tanto ahínco. El genio que le concedió el capricho se equivocó en casi noventa años.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Bien planteado Miguel, el argumento está un poco manido ya, y el título nos hace adivinar los hechos, pero está bien resuelto.
ResponderEliminarUn abrazo grande
No tenía que pensar mucho la madre para darse cuenta de que posiblemente un día se cumpliría su deseo.
ResponderEliminarAl envejecer nos vamos haciendo niñ@s de nuevo
Un abrazo
Digo lo que Anita, a la vejez se caen dientes, te ponen pañales...lo único que ya no te miman, y tardan, por lo general en darse cuenta de que tus ojos aún pueden llorar.
ResponderEliminarUn tema para pensar.
Saludos
Desde luego los genios no son muy duchos en el arte de interpretar deseos. ¡Escuelas para genios y duendecillos, ya!
ResponderEliminarUn abrazo.
El genio le concedió larga vida, lo que está muy bien. Yo le pido al mío que me quite de en medio en cuanto no pueda valerme por mí mismo.
ResponderEliminarSalu2
en algún momento he deseado algo similar. tendré cuidado de ahora en adelante, jeje.
ResponderEliminarsaludos!
Maite es cierto que el tema ya está visto pero si te digo la verdad llevo una temporada que la cabeza no me da para mucho, y me salen historias de éstas. A ver si algún día de éstos consigo quitarme trabajo de enmedio y me inspiro. Gracias por tu sincera opinión, la agradezco más que si sólo hubieras dicho qué bien está todo.
ResponderEliminarAnita Dinamita es cierto que al envejecer, por lo que dicen, nos volvemos a hacer de nuevo niños. Lógicamente aún no lo sé, pero espero saberlo.
Angeles Sánchez tienes toda la razón. Es un tema bastante delicado ya que debe ser muy triste el depender de los demás cuando lo has sido todo. Seguro que a ninguno nos gustaría llegar así a esos años.
Saludos a los tres y mil gracias por vuestros acertados comentarios.
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Pedro yo creo que esas escuelas no le vendrían mal, peor también es cierto que están sobresaturados. Quizás les pedimos más de lo que pueden abarcar.
ResponderEliminarDyhego me apunto a tu teoría. Creo que eso es lo mejor que le puede pasar a uno, quizás es fácil decirlo cuando no eres tú al que le está pasando pero en frío yo lo siento así.
Médico del alma ya lo decía el título, piensa bien lo que pides que se puede cumplir. Independientemente de la historia creo que el título es una verdad como un templo.
Gracias a los tres por vuestra participación.
No se puede desear algo con tanta fuerza. Puede ocurrir que rebote y te dé en todos los morros. Me ha gustado.
ResponderEliminarBlogsaludos
Bufff, a esto es algo a lo que le tengo un pánico absoluto.
ResponderEliminarAdemas de verdad, el día que yo no pueda valerme, se acabo, a otra cosa....
ResponderEliminarConfío que en mi vejez no llegue a ese estado...
ResponderEliminarBesos brujos
Adivín Serafín no sería la primera vez que pasa así.
ResponderEliminarhm me parece que así estamos todos.
Temujin supongo que luego habrá que estar en esa situación para realmente decidir pero yo, en principio, pienso igual.
Annie ojalá lleguemos a esos años valiéndonos por nosotros mismos. ¿Pedimos demasiado? Creo que no.
Saludos y mil gracias por vuestros comentarios
No creo que a mí me pillara el genio, al menos en deseos como este, me gusta vivir cada etapa y procuro disfrutar de ella, y a veces casi te diría que con el paso de los años se aprende a disfrutar más y mejor de las cosas.
ResponderEliminarPor si las moscas, procuraré no pedir nunca nada, no vaya a ser que no se interpreten bien mis verdaderos deseos.
Un beso, Miguel.
irene hay que buscar genios con experiencia para no tener sorpresas de éstas.
ResponderEliminarBesos