martes, 11 de enero de 2011

Reciclaje

Melquíades Cortázar, el barbero de la calle Cuchilleros, salió descorazonado de su visita al médico: le acababan de diagnosticar Parkinson. Aunque él ya lo sospechaba no quería admitirlo, era demasiado joven para tener esa jodida enfermedad.

Cabreado consigo mismo, con la vida, con el mundo, no sabía qué hacer. Un barbero con Parkinson no era el mejor reclamo para el negocio.

Tras sopesarlo bien, semanas después montó un negocio de comida rápida. Poco a poco los clientes de la barbería fueron desapareciendo, pero la hamburguesería fue un éxito rotundo. No había carne más sabrosa que la que vendía Melquíades.

11 comentarios:

  1. Jaja, hay que saber ver las potencialidades en las difcultades.

    Abrazos

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  2. Ja ja ja, así que fueron desapareciendo los clientes de la barbería... espero que fueran llegando otros también para ensalsar el negocio.
    Un abrazo divertido

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  3. o, si del cielo te caen limones...

    muy divertido.

    saludos!

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  4. ¡Uy!, me da por pensar mal.... ;)

    ¡Un abrazo!

    Miguel

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  5. Te parecerá bonito... esta noche ya no duermo... GRRRRRR, jajaja

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  6. Su hay que sacarle partido a todo lo que se pueda.

    Anita Dinamita si quiere que la hamburguesería siga viento en popa necesita de la peluquería, así que más le vale que sigan yendo.

    médico del alma esa era mi intención cuadno lo escribí.

    Saludos

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  7. anapedraza (Miguel) como casi siempre piensa mal y acertarás.

    hm al menos espero que no tengas hamburguesa para cenar.

    Sara la culpa del título la tienes tú, y sí, debo reconocer que le viene al pelo.

    Saludos para todos

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  8. Caray, es mejor llegar directo a las hamburguesas y brincar esa peluquería. Muy bueno, esa elipsis está bien trabajada.

    Un abrazo

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  9. Baizábal buena elección. Me da que si vas primero a la peluquería quizás te quedes sin hamburguesa.

    Gracias por pasar

    Saludos

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  10. jajaja hay que ser positivos y aprovechar nuestras posibilidades.
    Saludillos

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