Cuando Nicolás supo que Jimena le engañaba decidió solucionarlo cuanto antes, y al día siguiente preparó una cena romántica para reconquistarla. Al llegar a casa ella quedó maravillada: una vela alumbraba el salón, sonaba su canción favorita e incluso él había preparado la cena. Aunque el vino estaba caliente y la carne algo cruda Nicolás consiguió su objetivo. Al preguntarle a qué se debía aquello Nicolás respondió: “Aunque me engañas espero que desde hoy todo cambie. Como no deseo perderte he querido que te saciaras de él. Ahora sé que nunca más le verás ni volverás a comer carne”
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Presiento que Jimena se va a llevar un disgusto...
ResponderEliminarNoooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarUn final brutal y desconcertante. Me encantó!!!!!!
Besos brujos
Miguel, el final es perfecto, me he quedado así :O
ResponderEliminarcon cara de horror!!!
Hay hombres con los que mejor no jugar
Un abrazo
Que bueno! Vaya final!
ResponderEliminar¿Me dejarías ponerlo en mi Mención especial?
Abrazos
Muuuy bueno, aunque no sé por qué esa foto no me resulta apetitosa
ResponderEliminarjeje con lo majete que parecía al principio...
ResponderEliminarSaludillos
Temujin presiento que vas por el buen camino.
ResponderEliminarAnnie supongo entonces que no lo esperabas, cosa que me alegra porque como ya he dicho otras veces lo ideal es hacer un giro al final que descoloque al lector.
Anita Dinamita nunca sabes con quien te acuestas hasta que no ves cosas como estas. No tienes nada más que ver lo del niño en la maleta de Mahón. Espeluznante y horrible.
Saludos para todos y gracias por vuestros comentarios
Su eso ni se pregunta, es todo tuyo. Ya me dirás.
ResponderEliminarJuan Vásquez cuando me lo comí sí que lo era, pero viendo la situación actual comprendo que haya dejado de serlo.
Puck una vez más, por suerte o desgracia, las apariencias engañan.
Saludos para todos.
Me iba a comer ahora...
ResponderEliminarAcabo de perder el apetito.
Miguel
No te fies cuando cocina quien nunca lo hace, muy bueno el final. Saludos
ResponderEliminaranapedraza (Miguel) siento hjaberte fastidiado la comida, mejor no pensarlo.
ResponderEliminarLigeia tienes toda la razón. Siempre se ha dicho que hay que llevarse bien con los cocineros porque ellos son los que te dan de comer.
Saludos para los dos y gracias por vuestras opiniones.
Este microrrelato ha tenido el honor en aparecer el la revista argentina "Evaristo cultural".
ResponderEliminarOs dejo el enlace por si querési echarle un vistazo:
http://www.evaristocultural.com.ar/columna_gatti.htm