Julia empuja a toda prisa el carrito de Nicolás, debe acudir a una entrevista y llega tarde.
Guzmán vuela en su coche intentando ganarle al tiempo esos minutos necesarios para alcanzar a Marisa. Su AVE está al salir y tiene que convencerla de que no le abandone.
El destino hace que el sol, que todavía está desperezándose pero comienza a apretar con ganas, los junte a todos en aquel cruce.
Hoy Nicolás todavía añora aquellas caricias dulces ahora desaparecidas; Marisa sigue preguntándose por qué Guzmán no intentó retenerla y los madrileños aún recuerdan aquel verano que acabó en junio.
Guzmán vuela en su coche intentando ganarle al tiempo esos minutos necesarios para alcanzar a Marisa. Su AVE está al salir y tiene que convencerla de que no le abandone.
El destino hace que el sol, que todavía está desperezándose pero comienza a apretar con ganas, los junte a todos en aquel cruce.
Hoy Nicolás todavía añora aquellas caricias dulces ahora desaparecidas; Marisa sigue preguntándose por qué Guzmán no intentó retenerla y los madrileños aún recuerdan aquel verano que acabó en junio.
Muy bueno, muy tierno.
ResponderEliminarQué terribles y cuanto peso tienen a veces las ausencias!!
Buen homenaje a esas victimas inocentes.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel
La vida es absurda.
ResponderEliminarSalu2.
Yo como el del letrero...
ResponderEliminarLuisa Hurtado las ausencias pueden pesar toda una vida. Hay casos en los que el tiempo no consigue que determiandos recuerdos desaparezcan de nuestro interior.
ResponderEliminarGracias Torcuato, por desgracia son más de las que nos creemos lo que pasa es que lo tenemos tan asumido que casi ni nos damos cuenta de ello.
Saludos para los dos.
Dyehgo en situaciones como ésta es cuadno te lo planteas.
ResponderEliminarTemujin me he reído con tu comentario. Supongo que no has entendido el relato. Ya me ha pasado otras veces que escribo un microrrelato teniendo claro lo que quiero dejar caer y sin embargo cuando empiezo a ver los comentarios me doy cuenta de que lo que yo veía nítidamente no lo ven así los demás. Desde luego es culpa mía.
Saludos para los dos. Gracias por pasar.
Relato que duele
ResponderEliminarUn abrazo
Duele y mucho. En este caso, aunque creo que pocos lo han cogido por ahí, es el sol uno de los desencadenantes de la tragedia.
ResponderEliminarSaludos Anita dinamita
No termino de encontrarle una explicación global al relato... y siendo tuyo, la tiene seguro... :S
ResponderEliminarhm viendo los comentarios que han aparecido en esta entrada el mensaje no ha quedado claro. Es un relato que debo pulir ya que yo tengo claro lo que quería contar pero creo que nadie, o casi nadie, lo vio así.
ResponderEliminarSaludos