lunes, 28 de junio de 2010

A buen entendedor ...

Pese a que ya han pasado dos años sabe que lo volvería a hacer, no tiene duda alguna. Encerrada en aquella celda recuerda hasta el más mínimo detalle de lo sucedido. Cuatro palabras: “¿Qué tal tu hija?”, bastaron para desencadenar la tragedia. El intento de diálogo al cruzarse por la calle acabó antes de empezar, un spray rociado en la cara y una piedra directa a la sien bastaron. Trastorno mental transitorio más nueve años y medio de cárcel a cambio de una vida. La tranquilidad del deber cumplido a cambio de una existencia rota casi antes de comenzar.

14 comentarios:

  1. Creí que tras el título, dejarías el cuento en blanco como experimento, por aquello de "pocas palabras bastan". Aun así, estuvo bueno.

    Un saludo, Miguel.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola Miguel!

    ¡APLAUSOS!

    ¡Un abrazo!

    Miguel

    ResponderEliminar
  3. Victor ni se me había ocurrido, pero la idea que proponías estaba bien. Otra vez será. Un saludo.

    Anapedraza (Miguel) gracias por tus aplausos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Sé que el dolor cuando pierdes a un ser querido por el capricho de alguien, la mayoría de las veces, hace mover a la gente movida por el odio y la rabia hacia esa persona.
    Sé que parecerá que hago de abogada del diablo, ¿pero somos capaces de ponernos en la piel del agresor?¿somos conscientes de la vida que ha tenido que tener para llegar a ese punto?¿nos hemos parado a pensar que el odio, con odio se alimenta?... En fin, reflexiones
    Muy bueno.
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Todas estas reflexiones acaban en "ojalá no te pase a ti".
    Salu2.

    ResponderEliminar
  6. Soy de los que no cree en la Ley. Si esta madre hizo lo que hizo sus motivos la llevarían a ello.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. está bueno, denso, me habría gustado que te extendieras más, creo que el texto lo ameritaba, pero bueno, son 99...

    saludos

    ResponderEliminar
  8. Su es cierto que habrá casos y casos. También es cierto que hay que estar en la piel de cada persona para poder juzgar.

    Dyhego eso seguro. ¿Dónde hay que firmar?

    Torcuato todo es ineterpretable. Supongo que hay que estar en el pellejo de cada uno para poder hablar, ya sea en un sentido u otro.

    Baiza´bal lo importante es que te gustó. Es cierto que lo de las 99 te limita o te hace dar reodeos en ocasiones

    Saludos

    ResponderEliminar
  9. coincido con víctor. o es q quizá me he "mal acostumbrado" a la gran intensidad de tus relatos y siento q a éste le faltó 1 poco.

    gracias =

    saludos!

    ResponderEliminar
  10. Médico del Alma es posible que el calor tenga algo de culpa, o simplemente éste no me ha quedado tan redondo como otros.
    Vosotros sois los que tenéis que opinar y decir lo que hay por eso se agradece tu sinceridad.
    Saludos

    Anapedraza (Miguel).
    ¿¿Merecidos?? ¿El final de la historia? ¿Las alabanzas? ¿Las críticas?
    Me dejaste a medias.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. A mi me parece tan contundente como la pedrada!

    ResponderEliminar
  12. Estoy en contra de la violencia y muchos más de quitar la vida a nadie, pero no sé si en este caso no hubiera hecho lo mismo, no lo sé.
    Besos, Miguel.

    ResponderEliminar
  13. Anita Dinamita se agradece.

    Irene una vez más digo que hay que estar en el pellejo de cada uno para saber cómo reaccionar en este tipo de situaciones.

    Saludos

    ResponderEliminar

Los otros caminos

Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda  #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...