Pese a que ya han pasado dos años sabe que lo volvería a hacer, no tiene duda alguna. Encerrada en aquella celda recuerda hasta el más mínimo detalle de lo sucedido. Cuatro palabras: “¿Qué tal tu hija?”, bastaron para desencadenar la tragedia. El intento de diálogo al cruzarse por la calle acabó antes de empezar, un spray rociado en la cara y una piedra directa a la sien bastaron. Trastorno mental transitorio más nueve años y medio de cárcel a cambio de una vida. La tranquilidad del deber cumplido a cambio de una existencia rota casi antes de comenzar.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Creí que tras el título, dejarías el cuento en blanco como experimento, por aquello de "pocas palabras bastan". Aun así, estuvo bueno.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel.
¡Hola Miguel!
ResponderEliminar¡APLAUSOS!
¡Un abrazo!
Miguel
Victor ni se me había ocurrido, pero la idea que proponías estaba bien. Otra vez será. Un saludo.
ResponderEliminarAnapedraza (Miguel) gracias por tus aplausos. Un abrazo.
Sé que el dolor cuando pierdes a un ser querido por el capricho de alguien, la mayoría de las veces, hace mover a la gente movida por el odio y la rabia hacia esa persona.
ResponderEliminarSé que parecerá que hago de abogada del diablo, ¿pero somos capaces de ponernos en la piel del agresor?¿somos conscientes de la vida que ha tenido que tener para llegar a ese punto?¿nos hemos parado a pensar que el odio, con odio se alimenta?... En fin, reflexiones
Muy bueno.
Saludos
Todas estas reflexiones acaban en "ojalá no te pase a ti".
ResponderEliminarSalu2.
Soy de los que no cree en la Ley. Si esta madre hizo lo que hizo sus motivos la llevarían a ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
está bueno, denso, me habría gustado que te extendieras más, creo que el texto lo ameritaba, pero bueno, son 99...
ResponderEliminarsaludos
Su es cierto que habrá casos y casos. También es cierto que hay que estar en la piel de cada persona para poder juzgar.
ResponderEliminarDyhego eso seguro. ¿Dónde hay que firmar?
Torcuato todo es ineterpretable. Supongo que hay que estar en el pellejo de cada uno para poder hablar, ya sea en un sentido u otro.
Baiza´bal lo importante es que te gustó. Es cierto que lo de las 99 te limita o te hace dar reodeos en ocasiones
Saludos
coincido con víctor. o es q quizá me he "mal acostumbrado" a la gran intensidad de tus relatos y siento q a éste le faltó 1 poco.
ResponderEliminargracias =
saludos!
Son merecidos.
ResponderEliminarMiguel
Médico del Alma es posible que el calor tenga algo de culpa, o simplemente éste no me ha quedado tan redondo como otros.
ResponderEliminarVosotros sois los que tenéis que opinar y decir lo que hay por eso se agradece tu sinceridad.
Saludos
Anapedraza (Miguel).
¿¿Merecidos?? ¿El final de la historia? ¿Las alabanzas? ¿Las críticas?
Me dejaste a medias.
Un abrazo.
A mi me parece tan contundente como la pedrada!
ResponderEliminarEstoy en contra de la violencia y muchos más de quitar la vida a nadie, pero no sé si en este caso no hubiera hecho lo mismo, no lo sé.
ResponderEliminarBesos, Miguel.
Anita Dinamita se agradece.
ResponderEliminarIrene una vez más digo que hay que estar en el pellejo de cada uno para saber cómo reaccionar en este tipo de situaciones.
Saludos