Apoyada en el lavabo, le cuesta reconocer la imagen que le devuelve el espejo. Dedicada completamente a él, disponible las veinticuatro horas, Celia repite la rutina diaria: lavarle, vestirle, alimentarle…
Aunque no vive en la Edad Media, ni en un estado talibán, es lo más parecido a una esclava. Lo hace ilusionada pero el cansancio acumulado ya pesa; detrás, expectante, esperando el menor desfallecimiento, acecha la depresión.
Sus reflexiones finalizan cuando él despierta. Celia le acaricia, le habla, y le acomoda en su pecho. Entonces una dulce sonrisa dibujada en su cara denota que ese momento lo compensa todo.
Perfectamente descrito, en los momentos a solas es cuando se permite uno desfallecer, después a seguir sonriendo y sintiendo que hay compensación, después de todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Estuve poniéndome al día con tus últimos micros. Me gustaron mucho, especialmente 'Cambio de vida' con su buen giro y éste, 'Lágrimas de eros'en donde supiste transmitir el agobio que por momentos abruma a la madre reciente. Muy buenos ambos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Genial, muy bien explicado ese espíritu contradictorio que aporta una nueva vida. Un abrazo admirado.
ResponderEliminarMiguel sólo las que hemos sido madres sabemos realmente como es, pero para mi grata sorpresa, tú siendo hombre, lo has descrito tal cual.
ResponderEliminarMe encantó y el de "Cambio de vida" también.
Besos brujos
Anita Dinamita en efecto, todo el mundo tiene derecho a un respiro.
ResponderEliminarMónica Ortelli te abgradezco tus palabras para mis micros. Sabes que estás invitada siempre que lo desees para pasarte por aquí. Serás bienvenida.
Maite espíritu contradicotrio es lo que supongo que debéis sentir, y es que no siempre todo es de color rosa.
Annie me alegro de que lo sientas así ya que desde luego nunca podré sentir lo que vosotros sentís al dar a luz una nueva vida.
Saludos para todas y gracias por vuestros comentarios.
Aunque todo no sea tan bonito como soñamos las que no tenemos hijos.Deben ser muy fuertes los lazos que se crean entre ellos en esos momentos. A mi todavía me pasa, que cuando tengo un "dolor" grave sólo deseo la compañía de mi madre.
ResponderEliminarDesde luego como la madre de uno no hay nada, ante eso nada se puede objetar.
ResponderEliminarSaludos