P.D. No te pierdas la última entrada de mi otro blog de microrrelatos "Entre vueltas de tuerca". Se titula "Preposiciones entre cuerpos".
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Una realidad muy dura. Una adopción frustrada tiene que afectar mucho a la criatura, pero si encima implica un cambio de cultura, debe ser ya brutal. Muy en tu linea de realismo demoledor.
ResponderEliminarDa por seguro que a mí no me gustaría estar en su lugar. Debe ser brutal
EliminarSaludos.
Buf, este relato es de los que no te deja impasible tras su lectura, necesita ser masticada tanta tristeza.
ResponderEliminarOjalá a alguien le sirva para darse cuenta de que con determinadas cosas no se juega.
EliminarBesos.
¿Puedo decir que no me gusta? Quiero decir la historia, el fracaso, la devolución. Pufff.
ResponderEliminarsaludillos
Miguel Ángel, sin duda un microrrelato duro que a buen seguro es el reflejo de una historia real, que aunque no la veamos ni nos la muestren, están ahí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Doloroso, Miguel. Este es un micro que no puede dejar -debería decir que no deja- indiferente a nadie. Brillantes tus trazos de realismo, sin ahondar por ahondar en la herida.
ResponderEliminarUn abrazo,