Al poco de conocerse Silvia y David decidieron mudarse a un apartamento casi con lo puesto. Para empezar solo necesitaron una nevera, casi siempre vacía, porque les bastaba con estar juntos para alimentarse, una televisión que era su único objeto decorativo porque siempre estaba apagada, y una cama, cuyo colchón enseguida comenzó a combarse por todo el tiempo que pasaban allí acurrucados.
Hoy, años después, tienen la nevera repleta y la televisión apura sus últimos días de funcionamiento, pero el colchón continúa combado. Allí siguen durmiendo, intentando no hundirse, aunque la curva que dibuja ahora es justo la contraria.
P.D. En esta ocasión la foto no es mía, está tomada de la red.
De como las relaciones se deterioran con el tiempo y pasan a ser justo lo contrario de lo que eran...
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel.
Un abrazo.
Me ha enganchado al leer el título lo primero. Muy bien punteado por los objetos (muebles) La lástima es la tristeza que destila. Saludos.
ResponderEliminarExcelente, desde el título, como debe ser.
ResponderEliminarEl paso del tiempo en una pareja que no pudo sostener su unión cóncava.
Gracias, Miguel.
¡Saludos!
Y lo peor son las sonrisas convexas.
ResponderEliminarSaludotes, Miguel
Miguel, el tiempo ese maldito ser que marchita relaciones que no saben amoldarse a él. Muy bien reflejado ese cambio que se produce con el paso de los años.
ResponderEliminarAbrazos.
Estupenda descripción de "perfil bajo" en el estilo pero muy alto en el mensaje. Debería acompañarse de cartel de "El Tiempo perjudica seriamente las relaciones de pareja"
ResponderEliminarMuy acertado símil, Miguel. En el colchón cóncavo la pareja tiende a juntarse en el centro. Al cabo del tiempo, le han dado la vuelta y ahora cada uno ocupa un extremo de la cama.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy visual Miguel. Parece que en muchos casos también muy real. ¿Normal? ¿Una pena? ¿Inevitable?
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Un relato increiblemente bien contado, el tiempo y la monotonía hacen llenar la nevera,mirar dónde nada te dice nada, el tiempo ese maldito espacio que cambia la curvatura de los días...
ResponderEliminarBesicos Miguel.
De hecho es que la relación que describes pasa de cóncava a convexa mismamente. Lo malo es que uno no suele darse cuenta de que se comba hacia el otro lado. Muy bueno, Miguel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta terminar de leer un micro y decir:qué bueno!
ResponderEliminarEsto acaba de pasarme y quería que lo supieras.
Enhorabuena, Miguel.
Besiños,
Carmen.
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ResponderEliminarEn el uso de los muebles de tu casa se refleja tu vida, tus gustos, tus ocupaciones. A veces tus muebles, tus pertenencias te esclavizan y te obstaculizan las relaciones personales, eres víctima de lo que posees. Y ellas cambian tus aficiones, tus costumbres, tu vida.
ResponderEliminarRelaciones biunívocas.
Un abrazo
Me gusta cómo nos haces ver la evolución de la pareja desde la evolución de su contexto. Una pena que sólo vaya a más lo externo a la relación. Me parece muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta desde el título, muy bueno ese recuento de la relación de pareja a través del uso de los objetos.
ResponderEliminarBesitos
Pero mientras se tengan a ellos mismos son felices,no?
ResponderEliminarUn beso, te sigo.