Aquella tarde regresó al cementerio entristecido, nada había cambiado. Sus hijos seguían disfrutando sus vidas como si nada, y su mujer seguía acostándose con todos sus amigos. Además, su jefe le había sustituido por un mulato, cuyas capacidades intelectuales eran inversamente proporcionales a sus encantos sexuales, su equipo había bajado a Segunda y el buzón estaba atestado de cartas con amenazas de embargo. Por eso cuando llegó al cementerio sin dudarlo se metió en su ataúd. Era mejor que Jesús siguiera gozando del privilegio de poder resucitar a los tres días. Él prefería estar muerto antes que vivir mortificado.
P.D. La foto está tomada en la Sacramental de Santa María (Madrid). Para ver más fotos de este cementerio puedes pinchar en este enlace. y verás la entrada que sobre él hice hace un tiempo.
Muerto bien muerto. Parece que, visto lo visto, había aceptado con ganas su destino...
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel.
Un beso.
No me extraña que al pobre no le interesase nada una posible vuelta... Me gusta mucho Miguel,
ResponderEliminarUn abrazo
Mejor quedarse en el cementerio...Menuda vida.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hombre, no sé.. Vivir mortificado tiene que ser mortal, pero morirse debe de ser peor que mortificarse.
ResponderEliminarUn beso vivito y coleando
Es la mejor de las soluciones dada la vida terrenal que lleva. Aunque siempre hay motivos para vivir y dar un giro a esa oscura rutina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, parece que así contado, para él, el mejor sitio era la tumba o directamente olvidarse de todos esos.
ResponderEliminarMe inclino por la segunda opción
No cabe duda de que a veces morir es mejor que vivir. Un abrazo.
ResponderEliminarSerá porque soy de los que creen que no hubo nada antes y no habrá nada después que a mí el conformismo del protagonista me da miedo.
ResponderEliminarCreo que la enumeración pausada de sus razones para volver a la tumba es lo que dota de fuerza a este micro.
Gran trabajo, Miguel.
Un abrazo.
Hombre, con ese panorama no me extraña que prefiera seguir en el otro lado. Sobre todo, lo de que tu equipo baje a segunda, Dios, sólo de pensarlo... Jajaja, qué bueno, Miguel.
ResponderEliminarAbrazos.
Buf, yo también optaría por el camino del medio... y corriendo. Aunque casi entiendo sus ganas de volver: no le dejaste al pobre un ámbito donde disfrutar de la vida.
ResponderEliminarUn saludo
Últimamente leo demasiados micros pesimistas y es que todo lo que nos rodea parece conducir a lo peor. Al protagonista de tu micro lo has acorralado ante la adversidad, y ha escogido la única salida posible según su propia perspectiva. Pero siempre hay elección, quizá debamos buscar entre todos el nuevo héroe que sea capaz de afrontar esta oleada desesperante.
ResponderEliminarUn saludo desde espirales de tinta.
Pues vivir tan mortificado lo veo excesivo, incluso para hacer el ejercicio que propone tu protagonista.
ResponderEliminarMe gustó.
Un abrazo.
No me extraña, después de la enumeración de cosas negativas está más tranquilo en su ataud.
ResponderEliminarBesitos
Ante semejante panorama, no es extraño que escoja la paz de la tumba.
ResponderEliminarGran micro, Miguel.
Un abrazo.
Para que luego digan que no hay nada peor que la muerte.
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