A Leandro le encanta viajar en tren. No por evitar atascos o rememorar su niñez, sino por motivos más carnales: el vaivén del Cercanías, unido a la visión de tantos cuerpos voluptuosos, le provoca una excitación difícil de superar. Así, se pasa cada viaje imaginando las más retorcidas prácticas sexuales con cada una de las viajeras, encontrándoles a todas algún encanto. Al llegar a su parada marcha, casi a la carrera, hasta su trabajo y se alivia recordándolas. Una vez saciadas sus ansias se pone la sotana y se reconcilia con Dios repartiendo a sus feligreses castigos y penitencias.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Nunca hubiera imaginado que hablabas de un cura.
ResponderEliminar¡Buenísimo!
Saludos.
Jajaja, con la boca abierta me dejó tu final.
ResponderEliminarBesos desde el aire
jajaja en sus confesiones no tendrá propósito de enmienda no? jajaja
ResponderEliminarSaludillos
Jajaja, muy buen final, sí, señor.
ResponderEliminarBesitos
Bueno me alegra de que os haya gustado a todas el giro final. De eso se trataba.
ResponderEliminarPor cierto Puck creo que lo del propósito de enmienda no entra dentro de sus planes inmediatos. Aún tiene muchos viajes pendientes.
Saludos para todas.
Buenísimo, el giro final espectacular, pero el resto del relato me ha gustado todavía más. Muy bien contado, vamos rendondo, y en 99 palabras... (Mar Horno).
ResponderEliminarhttp://marhorno.blogspot.com/
Buen final, excelente. ¿No te lo ha dicho nadie, verdad? Por otro lado, ¿por qué no dará siempre tanto morbo ponernos en la cabeza de un cura? ¿será esto verdad?
ResponderEliminarA las pruebas me remito, muy descaminados no parecemos estar.
Me ha gustado mucho este micro, quizá por lo claro, sencillo y original.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel
Como dicen en mi pueblo ¡Que jodío el cura!. Le hace falta follar más (con perdón por la expresión). Muy bueno.
ResponderEliminarMar se agradecen tus palabras.
ResponderEliminarLuisa supongo que hay gustos para todos. Yo, ahora mismo, no me cambiaba por uno de ellos.
Torcuato ya sabes que lo mío es lo sencillo. No es que no me gusten los relatos más elaborados, o con más carga poética, sino que no me salen.
Cybrghost mientras que no digan que follar es malo (digo yo que esto no lo dirán nunca) creo que a todos les viene bien una racioncita de vez en cuando. Incluidos ellos.
Saludos por todos.
¡¡QUÉ BUENO!!, ¡vaya desenlace!
ResponderEliminarMientras se lave las manos antes de dar hostias
ResponderEliminarGracias Miguel Angel.
ResponderEliminardepropio yo no tengo eso tan seguro. Lo dejaremos para libre interpretación.
Saludos para los dos.
Qué irreverente, ja ja ¡Me encanta! Giro final que te pega en la cara...
ResponderEliminarAbrazos
De eso se trataba Anita. Abrazos para ti.
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