Raquel ha vuelto al huerto. Hace tiempo que Juan la dejó, pero sigue bajando porque allí está todo lo que queda de él. Cuando comprendió que lo había perdido tiró todas sus cosas; sabía que aquel último beso siempre les acompañaría. No fue su beso más apasionado pero sí el más dulce. Sabe que a pesar del frío y la rigidez de su rostro él se lo llevó cuando su cuerpo quedó hecho cenizas. Así cada agosto, sentada bajo la sabina, recoge los tomates, los paladea parsimoniosamente y disfruta en ellos, bocado a bocado, el sabor de su Juan.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los otros caminos
Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...
-
Esta entrada es mi propuesta para el reto de noviembre de Esta noche te cuento . Esta vez se trataba de inventar una palabra y yo he tom...
Agggggg!!! Que macabra.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos desde el aire
A mi me parece una forma muy bonita de acordarse de él.
ResponderEliminar¡Felicidades, nos levantas del asiento!
Curiosa forma de interiorizar la pérdida ;)
ResponderEliminarEs precioso.
ResponderEliminarQué buena manera de recordar.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
¡Uff! ¡Vaya manera de llevar la pérdida!
ResponderEliminarBesitos
Rosa un poquito macabra sí que me ha quedado, aunque que conste que no era mi intención.
ResponderEliminarMiguel Angel todo un halago tus palabras.
Maite cada persona es un mundo y Raquel no encontró mejor forma de seguir disfrutando de Juan.
Saludos para los tres. Gracias por opinar.
Cybrghost me alegro un montón de que te guste.
ResponderEliminarJavier Domingo el romanticimso puede ser a veces enrevesado.
Elysa como ya he dicho antes ella buscó una forma de seguir disfrutando de él, a pesar de haberle perdido.
Saludos para los tres. Muchas gracias por vuestros comentarios.
Qué hacer con las cenizas de alguien me ha parecido siempre muy complicado. Tú solución me gusta :-)
ResponderEliminarSaludillos
Sobre la manera de recordar a un ser querido no hay nada escrito. Y si a la protagonista le sirve, adelante. jajajjaa
ResponderEliminarUn saludo indio
Puck pues si al menos el micro le ha servido a alguien para tener una posible solución a este hecho tan dramático bienvenido sea.
ResponderEliminarNo Comments como bien dices este asunto es cosa de cada uno, y ninguno somos quién para juzgar qué hacer en situaciones como ésta.
Gracias a los dos por vuestros comentarios. Saludos.
Precioso... comerse un tomate con ese sabor dulce del recuerdo y amargo de la tristeza. Eso sin duda tiene que alimentar el alma. Aunque los primeros gazpachos sepan a lágrimas
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Para precioso tu comentario Anita. No tiene desperdicio (al igual que los tomates que se toma Raquel)
ResponderEliminarAbrazos.
Esto me recuerda a una película.
ResponderEliminarPero mucho más dulce, con más amor...
Primo me encanta el relato y la foto de la noguera de la huerta también, jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Relato tierno y macabro a la vez,me encanta.
ResponderEliminarUn saludo
¿Te acuerdas del nombre de la película Imilc? Tengo curiosidad por saber cuál es ya que te aseguro que esta historia es completamente inventada. Eso sí, me inspiró una muerte reciente de una persona cercana.
ResponderEliminarAdrián ya sabes de dónde es esa noguera.
David he intentado que tuviera el punto justo de cada uno de los dos.
Saludos para los tres.