Pese a que la luminosidad invadía toda la estancia un potente foco incidía directamente sobre su cara. Agarrado a los brazos de aquel potro de tortura, iba preparándose para el suplicio que se avecinaba.
“No temas, no te dolerá” fueron las últimas palabras que pudo comprender antes de que aquel estridente ruido silenciara todo. Entonces supo que era el momento de rebelarse si quería tener alguna opción de escapar.
Sin dudarlo un segundo se levantó y aunque el pánico ya se había adueñado de él, fue capaz de balbucear: “Doctor, creo que podré aguantar un poco más tomando purés”
JEEEEJEEEEEE, como te lea un odontólogo te va a dar bien de capones.
ResponderEliminarPotro de tortura no es, pero agradable tampoco.
¡Un abrazo!
Miguel
Ingenioso... bueno, para mi tampoco es de tortura jeje,
ResponderEliminarsaludos.
Buena la frase final.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola,
ResponderEliminarespero que te guste http://aprendizdepalabras.blogspot.com/2010/07/premio-dardo-y-blog-de-oro.html
Un abrazo
anapedraza (miguel) está hecho sin mala leche, pero hay getne que lo siente así, te lo aseguro.
ResponderEliminarGracias Baizábal, cuestión de gustos lo de las sensaciones.
Gracias Torcuato. Viva los purés.
Su es para mí todo un placer recibir tu distinicón. Gracias.
Llego a destiempo, pero me gustaría unirme a destacar estas 99 palabras, BRAVO por la frase final. Un saludo!
ResponderEliminarDaniel nunca es tarde, y sobre todo si tus palabras son de ánimo.
ResponderEliminarSaludos
Es lo que más odio, ¡pobrecitos!, hacen daño y te limpian la cartera.
ResponderEliminarUn beso.
Irene la verdad es que es una paradoja importante. ¡Quién estuviera en su pellejo!
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