jueves, 10 de enero de 2013

El maestro


(La foto está tomada del periódico "El País")

Aunque tenía veinticinco años en su pelo abundaban las canas provocadas por una mezcla de dolor, hambre y desesperación. Llevaba solo dos meses en la cárcel pero ya había comprendido que a pesar de lo que dijeran los noticieros, la guerra no había terminado. Nunca había disparado a nadie, ni había delatado a sus adversarios; su delito fue intentar enseñar algo más que rezos e himnos patrióticos. Dicen que una noche se lo llevaron y que nunca más se supo de él, pero es mentira. Aún hoy sus palabras y sus versos siguen retumbando por las callejuelas del pueblo.


6 comentarios:

  1. Destaco de este micro genial ese perfume de las dos Españas que aún nos impregna, Miguel.

    Una pieza perfectamente calibrada.

    Mis aplausos.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. Coincido en que, lejos de sensiblerías, queda ahí la enseñanza, los versos, las palabras que no se pueden encarcelar ni eliminar. Me gustó mucho
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. En la prisión, o en la tumba, o en exilio no se guardan los poemas, la historia, la curiosidad que ofreció el docente.

    Dicen las malas lenguas que desde la cárcel, el olvido no llegó a anidar en las mentes de los alumnos, ávidos por la verdad que ese maestro les inculcó. Olvidaron los teoremas, pero jamás le olvidaron a él. El maestro.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Es el triunfo de los que se fueron, de los que pasearon, de los que torturaron, de los que aniquilaron. Después de todo, queda cuanto aguantaron en la conciencia de los que no podemos porque no queremos olvidar. Muy bueno, Miguel, además.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Intenso y cierto. Creo que gracias a la memoria hay personas que nunca mueren, nunca podrán arrancarlas por mucho que las maltraten y las quieran hacer desaparecer. Nadie puede robarnos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, ni el recuerdo.

    Hermoso homenaje a esos hombres maravillosos que dejaron la vida pero nunca murieron. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Un buen homenaje a todos aquellos maestros que se cruzaron en nuestra vida, nos enseñaron a pensar y nos dejaron la huella de la cultura como herramienta de vida.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar

Los otros caminos

Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda  #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...