(La foto está tomada de la red)
Siempre que hay tormenta, busca refugio en el metro. Al entrar no puede evitar que el ruido de los truenos le recuerde al de los bombardeos que durante la guerra asolaban la ciudad, y los andenes eran el único refugio seguro. Hoy ya no hay bombas, pero las estaciones siguen sirviendo de cobijo a algunos para dormir, a otros para solicitar ayuda para su mujer enferma o para su recién nacido. Hoy esos vagones, que entonces iban al Cementerio del Este abarrotados de cadáveres, transportan a muertos en vida que viven para trabajar o mueren por no poder hacerlo.
Esa última frase resume perfectamente como es la vida últimamente. Muy duro.
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡Que duro, Miguel; cuánta crudeza, cuánta realidad encerrada en sólo noventa y nueve palabras!
ResponderEliminar¡Un micro soberbio!
Abrazos,
La depresión cambia de contenidos, pero al fin y al cabo siempre busca los mismos refugios. Duro y bueno.
ResponderEliminarSaludos
Durísimo testimonio de una realidad que parece girar de forma levógira. Yendo hacia atrás en el tiempo, acabaremos buscando refugio baja tierra, como los topos derrotados por la luz.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.
bueno. duro existencialmente. escritura atenta. fotoliteratura (tal vez). todavía más intenso si se vive.
ResponderEliminarDuro paralelismo. Tratemos de mantener un poco el positivismo.
ResponderEliminarMe ha revuelto por dentro este micro, Miguel, creo que estamos muy sensibilizados o al menos, eso espero)con esas realidades que se están viviendo hoy en día. Tú has reflejado muy bien esta crudeza. Últimamente no tengo mucho tiempo, pero hoy he querido dejar aquí testimonio de mi paso y de lo que me ha impresionado tu manera de reflejar esta lacra.
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