Juana ha abandonado hoy su casa de la calle del Calvario, donde ha vivido durante años. Arrastra dos maletas, respira con dificultad, y tiene las lágrimas empujando para salir. Sabe que los años cada día se notan más, pero no son estos ni las maletas los que dificultan su marcha sino el peso de las deudas y el del desahucio. Ahora prefiere no pensar en ello, solo desea un sitio para descansar. Ha pensado en cobijarse bajo el Viaducto, pero aún no ha decidido si al llegar allí se quedará bajo los arcos o intentará llegar hasta la barandilla.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Vía crucis
Juana ha abandonado hoy su casa de la calle del Calvario, donde ha vivido durante años. Arrastra dos maletas, respira con dificultad, y tiene las lágrimas empujando para salir. Sabe que los años cada día se notan más, pero no son estos ni las maletas los que dificultan su marcha sino el peso de las deudas y el del desahucio. Ahora prefiere no pensar en ello, solo desea un sitio para descansar. Ha pensado en cobijarse bajo el Viaducto, pero aún no ha decidido si al llegar allí se quedará bajo los arcos o intentará llegar hasta la barandilla.
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Me gusta mucho porque consigue transmitir la desesperación del personaje y ese "via crucis" que, además, discurre por las calles de Madrid y, como sabes, yo le pongo de fondo un poco de Calle Melancolía.
ResponderEliminarSaludillos
Un via crucis demoledor, tus noventa y nueve palabras lo ponen en la rabiosa actualidad.
ResponderEliminarMuy, muy bueno, Miguel Ángel
Besicos
Un "viacrucis" con pocas paradas,... con la parada definitiva, fatal (tal vez). Un micro contundente, dentro de la duda o el deseo del lector.
ResponderEliminarSaludos.
Desgarrador, Miguel, absolutamente desgarrador.
ResponderEliminarUn micro que se cuela en la conciencia del lector y queda latiendo, logrando que duela justo en ese punto donde se aloja la indiferencia.
Un abrazo,
Un relato muy duro que desgraciadamente tiene poco de ficción.
ResponderEliminarTerrorrífico Miguel. La piel de gallina. Confíemos en que la barandilla no sea el trampolín hacia el vacío.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Durísimo, Miguel. Esa indecisión del final te deja con un nudo en la garganta, quizás porque se huele la desesperación del final. Saludos van
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