Primero sus hijos se marcharon de casa para comenzar su vida, después una mañana su gata dejó de maullar, más tarde fue María la que un día no se levantó más y por último llegaron los sesenta y cinco. Se jubiló hace meses, pero todavía sigue con su rutina de levantarse a las siete, ducharse, desayunar y coger el metro. Siempre toma la línea 6, la circular, donde da vueltas continuas hasta la hora de comer; tras la siesta repite línea hasta la cena. No ha perdido la cabeza, solo busca atenuar ese dolor que le impregna la memoria.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Creo que se te ha ido una frase.. "Se jubiló hace meses que, ".
ResponderEliminarPor el resto, ya tiene mala suerte este tipo, pero quizá darle tantas vueltas no le arregle nada.
Gracias Cybrghost voy a arreglarlo.
EliminarHay veces en las que a uno solo le queda eso: dar vueltas. Es la única forma de olvidar lo que ha quedado atrás. Habrá que verlo de forma positiva y pensar que como bien dices, eso no lleva a nada.
Saludos.
A veces esa espiral es la que nos traga, siempre en línea recta, siempre hacia delante, es la única forma de llegar a algún sitio, aunque éste no sea el adecuado.
ResponderEliminarAbrazos.
La jubilación es para muchas personas el comienzo de la cuenta atrás, y no saben cómo volver a encauzar su vida. Y perder a la persona que te ha acompañado toda la vida, el remate... Triste, otoñal... Un abrazo.
ResponderEliminarTriste, Miguel, triste, triste, triste.
ResponderEliminarEs un micro que deja una sensación de vacío, como de pena anticipada en el lector.
Me he quedado casi sin palabras.
Bravo.
Es muy triste tu relato. Me hace pensar en lo poco eficaz que es escapar a la realidad: por muchas vueltas que des, cuando te paras siempre está ahí, a no ser que hagas algo por cambiarla... con lo que eso cuesta y más a ciertas edades. Me gusta
ResponderEliminarUn abrazo
Es un texto que aboca a una espiral de soledad y enclaustramiento. Deja un gusto a derrota y reflexión.
ResponderEliminarSi a la edad de la jubilación, uno da por jubilada su ilusión,el metro en una línea circular es la mejor metáfora para no caer en esa línea. Para no ceder ni un paso. Para esperar esa edad para reinventar la esperanza.
Un saludo.
Qué bueno, Miguel, esa aclaración, "no ha perdido al cabeza". Ha perdido el corazón. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.