(La foto está tomada en la Plaza Mayor)
Daniela aplaudió emocionada al terminar Bob Esponja su espectáculo. A partir de ese momento el mimo aprovechaba las súplicas de los niños para vender a sus mamás un globo con el muñeco pintado. La niña se acercó y cuando Bob vio su rostro ilusionado le regaló uno. Daniela se marchó feliz al igual que la madre que, acuciada por la situación económica que vivía la familia, agradeció en silencio el detalle. En la plaza Manuel se cambió de ropa a toda prisa para llegar cuanto antes a casa. Sabía que al menos hoy, sí encontraría allí algo de felicidad.
Genial. Sin más.
ResponderEliminarBuenísimo!
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Es un micro bueno hasta el dolor, Miguel! Porque ahí es dónde se asienta, en el dolor que nos causa tanta tristeza.
ResponderEliminar¡Bravo!
Muy bonito Miguel. Para romper en lágrimas.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Cuántas situaciones como esta esconden los mimos anónimos, los que no llevan ni maquillaje ni disfraz.
ResponderEliminarMuy bueno,
Besicos
Yo, que lo he leído tras ver las imágenes de ayer de Bob Esponja peleando con Hello Kitty, me ha resultado muy, muy dramático. La maldita crisis. Y los niños, ay nuestros niños... Un abrazo.
ResponderEliminarY se cierra el círculo con una sonrisa. Me gustó mucho. Estos micros "callejeros" tuyos son geniales. Captan instantes de realidad y nos tocan con ellos. Felicidades
ResponderEliminarsaludillos
¡Qué bonito!
ResponderEliminarQué se dice de algo que hace escocer? Escocedor?, escociente? No sé, pero tu micro lo es, Miguel.
ResponderEliminarUn abrazo,