Al despertar vio con alegría que ella seguía allí dormida. Nunca había creído en las relaciones en las que el dinero estaba por medio, pero esta vez había sido distinto. Se vistió y se sentó en la cama sin saber si debía despertarla. La olió, la besó en la mejilla y decidió dejarle una tarjeta suya con estas palabras: “que la próxima vez no sea el dinero el que nos una”. Dejó los 200€ en la mesilla y se marchó. Esa mañana retiró todos sus anuncios de las secciones de contactos. Desde entonces espera, como un quinceañero, su llamada.
P.D. La foto está tomada en el Parque de la Fuente del Berro (Madrid). el que quiera saber más sobre este parque pueda pinchar en este enlace.
Uahh, fantástico, Miguel. Qué manera de darle la vuelta. Me has dejado sorprendido y alucinado. Me ha gustado mucho, mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
Por cierto, lo olvidé, ya tengo tu libro entre los míos. Muchas gracias de nuevo, Miguel.
EliminarEngaña hasta el final, magnífica vuelta de tuerca al oficio más viejo del mundo. Precioso y tierno. Un abrazo.
ResponderEliminarBuen regate.
ResponderEliminarEste micro desprende una gran ternura.
Un abrazo, Miguel
Miguel, el amor aunque sea bajo tarifa no deja de ser amor. Nunca se sabe donde se puede hallar.
ResponderEliminarComo dice Torcuato este relato es un buen regate a la vida.
Abrazos.
Miguel, al ver la foto me digo que este relato ya lo había leído. Veo que no. Tu relato es un ejemplo de como el lector complementa el texto con su bagaje, por lo tanto asumo que se trata de un joven que ha contratado un amor de pago, y por lo tanto, al llegar el giro me descoloco, algo no he entendido. Y en la relectura descubres que efectivamente, nada indica que el escritor haya "engañado". Buen trabajo en 99.
ResponderEliminarMe ha encantado. qué buen giro le has metido a la historia, además, sin esperárnoslo.
ResponderEliminarSemejante desprendimiento por su parte... ojalá fuera correspondido. Lo terrible sería que ella pensara que se ahorró esos 200 y siguiera su camino.
ResponderEliminarBueno, la mirada oscura del asunto :)
Hermoso micro, como todos los de 99.
¡Saludos, Miguel!
Enamorado hasta los huesos.
ResponderEliminarDebo confesar que me ha costado pillarlo. Algo no encajaba..., pero al fin se me encendió la bombilla.
ResponderEliminarEs un micro genial, Miguel. Te felicito.
Abrazos.
Que horrible encontrar cariñoso así. Triste pero realista.
ResponderEliminar... Ella se despertó, leyó la tarjeta y la rompió en cuatro pedazos: "otro imbecil que aspira a hacérmelo gratis". Luego contó, billete a billete, los 200 euros y suspiró aliviada.
ResponderEliminarMe resulta difícil imaginármelo. Es un romántico. Le van a dar por todos los lados. Debería volver a apuntarse a esos contactos... Igual así la vería otra vez, ¿no?
ResponderEliminarEs duro, duele hasta al escribirlo, pero creo que le tendrías que aconsejar eso, Miguel: que se apunte y pague.
Un saludo.
De ilusión también se vive.
ResponderEliminarAjá, me gusta que le des la vuelta y esta vez sea él quien se venda y quien se enamore. Ojalá sea correspondido!
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué bueno! El juego con la doble acepción de "dejó", me hizo tragar el anzuelo hasta atrás.El que sea el "profesional" el que se enamora lo hace más triste. Difícil lo tiene el pobre...
ResponderEliminarUn saludo
Hola a tod@s, dejo aquí una nota para invitaros a participar en la selección de los mejores blogs especializados en el género del microrrelato. Las votaciones se llevarán a cabo en mi blog hasta el próximo 20 de junio 2012. Y los resultados se publicarán el 21, Día Internacional del Microrrelato.
ResponderEliminarUn cordial saludo,
PABLO GONZ
Hola Miguel, me gustó tu propuesta, aunque ya la he visto por varios blogs amigos.
ResponderEliminarEl micro, está muy bien, me djó un poco descolocado al principio, pero releyéndolo, veo que el profesional es él. Buen giro
Saludos