Aunque han pasado muchos años, hay cosas que el tiempo no cambia. Sí lo ha hecho el equipaje que le acompaña: cuando llegó a ese país en el que no entendía ni los buenos días llevaba dos bolsas, y hoy vuelve con varias maletas. También se ha transformado su barrio de siempre: los bares de antaño ahora son locales de comida rápida, la churrería una tienda de chinos y el ultramarinos un sex-shop.
Pero lo que no ha cambiado es lo que más le duele. Veinte años después vuelve a sentirse extranjero, pero esta vez en su propio país.
P.D. Aunque no tiene relación con este microrrelato, la foto está tomada de esta entrada de mi otro blog sobre los fotógrafos minuteros.
Miguel terrible sensación esa de sentirse extranjero del mundo. Triste es abandonar tu lugar de origen en búsqueda de nuevas oportunidades,pero lo peor es el olvido, no sentirte parte de nada y de ningún sitio. Este mundo nuestro, tan deprisa, tan cainita produce esas sensaciones. El tiempo lo borra todo menos los recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo
Una sensación muy dura, llena de desarraigo, me transmites con estas 99 palabras.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Miguel Ángel, la vida es cíclica y dura, entre otras cosas. Uno puede salir de su tierra por necesidad y tener que volver por la misma causa, y en medio de todo ello, sentirse desarraigado aunque sea entre los suyos.
ResponderEliminarEsperemos que no tengamos que hacer el petate para no derrumbarnos con esta ruina de país que nos están dejando.
Un abrazo.
El año pasado mis papás (72 y 79 años respectivamente) descubrieron el google earth. Con ojos empañados y asombrados, veían qué había sido de sus respectivos pueblos de origen y tenían ese mismo extrañamiento que tan bien relatas, Miguel. Ese no lugar, ni acá ni allá. Durísimo.
ResponderEliminarAquí también quedan algunos fotógrafos minuteros. Son una delicia.
Saludos van!
Extranjero en este mundo. Qué hacer en este caso ¿?
ResponderEliminarComo siempres consigues que al acabar de leer tu micro, llegue la reflexión.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Claro, llega la reflexión porque ser extranjero en tu propia tierra es ausentarse de las raíces que te vieron nacer y regresar a ellas para verlas cortadas.
ResponderEliminarMuy triste Miguel. Y la foto es genial, de verdad.
Un saludo
Casualidad, al tiempo que entro a ver tu entrada recibo tu mensaje... Bueno, voy a la entrada.
ResponderEliminarQué realidad tan conocida. Hay tanta gente que vuelve a su tierra, a la que ya jamás será suya, y vienen de otra que tampoco lo fue nunca...
Muy bueno, Miguel. Un abrazo.
Es esa la sensación que tan bien reflejas. Volver pensando en encontrar tu origen y no otra vez a ser extranjero.
ResponderEliminarBesitos
Que horrible debe ser sentirse así.
ResponderEliminarBuen texto =)
Cuando dejas atrás tus raíces ya no eres de ninguna parte. Yo me vine de una ciudad que me encantaba y en la que era feliz para que mis hijas se criaran en mi pueblo, donde está toda su familia y donde están enterrados todas mis generaciones. Cuandos sean mayores, que hagan lo que quieran. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre he considerado que uno termina siendo más de donde se hace que de donde se nace. Puede ser mi historia, y con el tiempo voy viéndome cada vez más desarraigado y los que me conocían de antaño, cada vez más extrangero.
ResponderEliminarSaludos Miguel, con tu permiso te seguiré visitando.
Es lo que tiene emigrar, pero se es de donde te late el corazón, de dónde tienes tu vida, que nadie te diga de dónde eres, eres tú quien lo decide.
ResponderEliminarPorque sí, tienes en mi blog, un regalillo.
ResponderEliminarsaludos, Luisa
Emigrar es duro, no solo porque cambias tu vida, tus amigos, tus costumbres sino porque el tiempo pasa ineroxable. Al volver, es natural sentir que todo ha cambiado y que el que creías tu sitio ya no lo es tanto...
ResponderEliminarPero bueno, a veces el hogar va allá donde uno vaya :-)
Un saludo.
Oski.
Cuando pasas mucho tiempo lejos de lo que creías tu hogar, cambia tanto que te das cuenta de que lo dejaste, no regresaste a él.
ResponderEliminarPues es un buen resumen sobre cómo se siente un pez fuera del agua.
ResponderEliminarMe ha gustado y los tres detalles que narras sobre el cambio en la calle, son así.
Saludos.