Aún no llevaban el año juntos, cuando ella comenzó a percibir síntomas de que algo no iba bien. Primero fue la falta de comunicación, después comprobar el desinterés que él mostraba por todo y esa sensación extraña cuando la miraba como si fuera a traspasarla. Luego llegaron los golpes incontrolados y repetitivos y por último, su rigidez ante sus abrazos. Aunque sus amigas la compadecen y a veces se le escapa alguna lágrima, no tiene tiempo para lamentaciones y sólo piensa en él. Quizás nunca lleguen a entenderse pero mientras exista una remota posibilidad seguirá peleando por su hijo.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
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Jo, qué duro empezamos la semana, Miguel. Bueno, veré la parte positiva... lo que no sea capaz de lograr una madre...
ResponderEliminarAbrazos
Me encanta el giro final y el juego al despiste con la foto.
ResponderEliminarA mí me ha despistado la imagen, como dice Cybr. Cuadra con el título pero me descoloca un poco el texto...
ResponderEliminarPor lo demás, ay, Miguel... cuántos pequeñitos atrapados entre padres así. Y al menos en tu micro la madre le sirve de escudo... uff.
Un abrazo
No sé, yo no creo que la imagen esté escogida al tuntún. Y eso de pelear por el hijo, relacionado con el título, encaja bastante bien con lo que les ocurre a parejas de mujeres occidentales y hombres musulmanes, a los que no les importa la separación siempre que los hijos se queden dentro de su familia. Yo tengo unos amigos (ella española, él iraní), muy bien avenidos, que decidieron no tener hijos para evitar que este problema condicionase una posible separación
ResponderEliminarUf! pues si es duro si, no se yo si es la mejor solución, pero ¿hay alguna buena en estos casos?, sufre ella y sufre su hijo.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
El amor y lo que uno es capaz de hacer por un hijo, es un verdadero acto de fe.
ResponderEliminarUn madre es capaz de cualquier cosa por un hijo, lo logrará. He pasado un rato ameno leyendote, pronto regreso!
ResponderEliminarBienvenida Marilyn. Por aquí te espero para cuando quieras.
EliminarSaludos
Por un lado tengo que decir que la imagen en este caso sí está cogida para despistar ya que mi idea no era relacionar temas religiosos con el del microrrelato. Simplemente la puse porque tenía que ver con el título, sin más.
ResponderEliminarNo voy a ser yo el que diga que una madre no es capaz de hacer lo que sea por un hijo ya que todos conocemos ejemplos en los que esto es así. Sin embargo creo que la mayoría de los que habéis comentado me parece que no habéis captado el fondo del microrrelato.
No termino de ver claro si alguien realmente ha visto cuál es el problema que tiene el hijo. Si no lo habéis captado está claro que no es culpa vuestra sino mía por no haber sabido explicarlo convenientemente.
Saludos para todos los que habéis dejado señal de vuestro paso.
Un abrazo.
Peleando como solo una madre sabe hacerlo.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Como una madre no hay nada Javier.
EliminarSobrecogedor!!! Me ha gustado mucho tu manera de contarlo. Un abrazo.
ResponderEliminarY a mí me han gustado tus palabras. Un abrazo.
Eliminaruna realidad muy dura, durísima. Bien contada. Y efectivamente la imágen despista un poco, menos mal que el título la salva.
ResponderEliminarun abrazo
Otra vez intentaré estar más fino con la imagen. Saludos.
ResponderEliminarLeyendo los comentarios me da la impresión de que no me he explicado demasiado bien en el micro porque creoo que la mayoría no ha captado cuál es el problema del niño. ¿Hay alguien que haya entendido este microrrelato?
ResponderEliminarTengo la sensación de que el hijo tiene algún problema, autismo o algo parecido ¿no va por ahí?
EliminarJooooooderrrrr. Menos mal, pensaba que no había por dónde cogerlo. Yo lo veía tan claro, y sin embargo la gente que comentaba en el blog se iba por otros derroteros. En efecto Ana, lo que quiero contar es que el niño es autista, pero creo que no he estado todo lo fino que debiera.
EliminarYo lo vi en la primera lectura, lo que pasa es que entre la foto y el título, lo primero que pensé fue en otra cosa, en violencia de género, pero al terminar de leerlo (con la obligada relectura que tiene este tipo de micros) te das cuenta de que los derroteros son otros. Creo que muchas veces leemos tanto que nos cuesta entrar de verdad y leemos entre líneas, y claro, así no hay quien lo entienda.
EliminarMi afán por colocar fotos mías junto a los micros puede que en algunos casos descoloque a la gente. Este ha sido uno de ellos.
EliminarVale, he vuelto a leerlo... no, yo no lo entendí, esta vez sí :-) sorry. Al ver al hombre rezando pensé en algún problema de intolerancia y al leer golpes repetitivos... efectivamente aquí la foto -para mí- ha tenido demasiado peso sobre el micro y ha mediatizado su significado por completo. En mi caso, ya te digo, parece que no a todos les ha ocurrido eso (buena lectura Anita!!)
EliminarRocío tienes toda la razón. Ya dije que no estuve muy fino con la foto. Saludos y gracias.
EliminarYo lo entendí a la primera, pero es verdad que la foto te condiciona a ir interpretando el relato en otro sentido al principio... pero también pienso que eso le da al relato la riqueza de la sorpresa.
ResponderEliminarhm hay que cambiar de vez en cuando. De hehco otras veces me habían dicho que la foto destripaba el micro.
ResponderEliminarSaludos