Lo intentaba cada primavera, ignorando las burlas conyugales, pero había perdido su mano con las flores, nunca conseguía hacerlas brotar. Quizás las risas de Antonio desaparecerían si intuyera que, siendo muy joven, Ana trabajó en un cortijo donde se enamoró de las plantas y del propietario. El gesto se le torcería al descubrir que cuando consiguió que tanto las plantas como su vientre florecieran, fue despedida. Las risas se volverían lágrimas si supiera que la obligaron a perder su fruto en condiciones humillantes. Y se transformarían en odio si conociera que ni el jardín ni ella germinarían nunca más.
P.D. La foto está tomada por la zona de Malasaña.
Se enamoró de la persona equivocada y perdió algo más que su trabajo.
ResponderEliminarMiguel eres el microrrelatista más comprometido con las causas sociales y su denuncia.
Enhorabuena.
Un saludo indio
Se enamoró de la persona adecuada y perdió algo más que un trabajo. Pobre.
ResponderEliminarPor cierto, Miguel eres el microrrelatista más comprometido con las causas sociales y su denuncia.
Enhorabuena.
Un saludo indio
David bueno al menos destaco en algo dentro de este mundillo ;)
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos
Joder, que bien escrito que está. Sueles estar bien pero hay días que te sales.
ResponderEliminarhm qué decirte. Me alegra qeu te haya gustado, se hace lo que se puede.
EliminarSaludos.
Como habitúas, todo un bofetón de lo más crudo de la realidad. Eres un auténtico maestro en ello.
ResponderEliminarCybrghost no sé por qué esos son los temas que me salen con más fluidez.
EliminarSumando tu comentario al de No Comments al final me lo voy a creer. ;)
Gracias por pasar.
Saludos
Anda Miguel, acabo de descubrir a un "microjustero" disfrazado :-)
ResponderEliminarMuy buen intento.
Abrazos
Rocío pensé que por ser la primera vez sería mejor ir tapado.
EliminarMás abrazos para ti.
Anda, mire usted quién era Cuevas. En mi opinión, la versión perfecta sería una mezcla entre la justera (tan breve, aunque yo sí la entendí) y esta, que tal vez peca de demasiado explicativa (con las 99 de rigor, claro). De todas formas, una buena historia, y tristísima.
ResponderEliminarElisa aquí estoy, el mismo que viste y calza.
EliminarEs posible que tengas razón en lo que dices. En las microjustas se me quedaron cortas las 50 palabras que había de tope y sin embargo puede que aquí, por tener que usar las de rigor, me haya excedido.
Saludos.
Gana muuuuuuuucho más ahora, y el título también. Veo que, aún así, en la poda de 50 palabras lo entendí a la perfección. Lástima esas frases finales, me gusta más el ritmo aquí.
ResponderEliminarEncantada de haber pasado por aquí ;)
Sara me alegra que lo entendieras con la poda ya que la primera sensación que tuve en lo de las microjustas es que había hecho el canelo porque parecía que nadie entendía lo que había contado. Me alegra que ahora te llene más la historia.
EliminarPor cierto estás invitada a pasar y quedarte por aquí todo el tiempo que desees. Eres bienvenida.
Saludos
Qué bueno, Miguel. Me gusta como va cambiando la cara de él cuando ella imagina si se lo contara. Es como ir caminando hacia el fondo del relato.
ResponderEliminarY lo de comprometido... cierto!
Un abrazo
Anita cómo no le va a cambiar la cara. Al final supongo que se quedará de piedra, como poco. Por suerte en este caso todo esto es sólo ficción.
EliminarGracias por tus palabras. Un abrazo.