Ya peina canas, y aunque la calle desgasta, supera los sesenta. Acompañada de sus propiedades, tan parcas que caben en dos bolsas de plástico, malvive en un soportal de la C/Tetuán, donde come, duerme y deja pasar su vida. Situado junto a la casa del Ratoncito Pérez y el Corte Inglés, allí conviven la ilusión y los sueños infantiles con la opulencia y el derroche consumista; la derrota y la decepción del soportal. Ironías de la vida. Besos y abrazos familiares que nunca tuvo, hoy los sustituye por el calor de esos cartones que día y noche la rodean.
Durante los primeros diez años en este blog todas las historias que fui publicando estaban contadas en 99 palabras. Ahora cada una de las historias toma su propia extensión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los otros caminos
Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...
-
Esta entrada es mi propuesta para el reto de noviembre de Esta noche te cuento . Esta vez se trataba de inventar una palabra y yo he tom...
Como decía "El último de la fila": cuando la pobreza entra por la puerta el amor sale por la ventana... Mirando la foto pienso ¿cuál/es habrá/n sido su/s historia/s para hasta este momento?.
ResponderEliminarUn beso que regala amor
Pienso igual que tú, Odile, ¿cuál habrá sido la vida de esta mujer?¿qué pasará por su cabeza en el presente?
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel.
Saludos
Imagino que tendrá tantas cosas que contar...triste realidad...
ResponderEliminarSaludos!
Seguro que tiene historias para rellenar cientos de libros. El problema es que no nos paramos a escucharles.
ResponderEliminarSaludos a todos y gracias por vuestros comentarios.
No lo puedo remediar, siempre que veo personas mayores mendigando pienso en cuando eran niños, y los imagino felices con sus padres, hermanos, familia...
ResponderEliminarY después pienso, ojalá mi hijo nunca se vea así.
Un beso, Miguel.
Irene habrá que pensar que al menos en su infancia fue feliz y al menos sintió el cariño de los suyos. Desde luego la realidad actual es bien distinta.
ResponderEliminarSaludos
Si ya me apena ver gente pidiendo para subsistir (o al menos eso quiero pensar) aun me apena mas que estas personas sean personas mayores las que pasan penurias en la calle.
ResponderEliminarBesos.
Mar