Acabó de cenar, y nada más sentarse en el sofá comenzó todo. Primero falló la conexión a Internet y después la pantalla de su portátil se quedó negra. Quiso encender la televisión pero las pilas del mando habían dicho basta. Repasó los libros de su biblioteca y vio que ya los había leído todos. Se fue al dormitorio y buscó como un poseso la radio pero no apareció. Fue entonces cuando le entró el pánico: ¿qué haría ahora? Entró aterrado al salón, se sentó y con una voz apenas audible dijo: “¿Qué tal te ha ido el día cariño?
P.D. La foto está tomada junto a la Plaza del Conde de Miranda (Madrid)
Muy bueno, me aplico la moraleja. Tal vez sea hora de coger las riendas de las conexiones.
ResponderEliminarMe le imagino sonriente al darse cuenta de que ella dormía plácidamente en el sillón, aburrida de esperarle...
ResponderEliminarEse tiene un problema de "cableado" muy serio.
A+B
En la era de la comunicación estamos más incomunicados que nunca.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me encanta; en su desesperación busca un último recurso... me gusta eso de darle un buen tortazo al lector con las últimas palabras.
ResponderEliminarUn placer leerte ;)
Carmen
Y el título es perfecto... muy bueno. Un saludo ;)
ResponderEliminarMuy bueno. Hay un tipo de conexión, esa tan directa y humana, que es la que actualmente más está fallando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando la desconexión nos lleva a ese punto de pánico, es el momento de plantearse cuales son nuestras prioridades en la vida.
ResponderEliminarGran micro, Miguel.
Un abrazo.
Miguel, vivimos en un mundo en el que faltan las conexiones, cada día mas: ya no se tocan las manos, ni las miradas chispean, ni se regalan risas, ni besos comisura. Nos envuelve la niebla de la incomunicación, del alejamiento, el frío de la rutina.
ResponderEliminarMe ha gustado este micro.
Un abrazo
Eso está muy bien, que fomente ahora la conexión humana, que falta le hace. Buenísimo y de final inesperado pero por otra parte, totalmente lógico. Un abrazo.
ResponderEliminarY ella... ¿estaba allí, seguro?
ResponderEliminarQuizás, si a ella también le han fallado todas las conexiones, tengan esperanza como pareja; el aburrimiento une mucho, no tienes más que echar una ojeada alrededor.
Miguel, esa falta de conexión es muy habitual en muchos hogares, algunos saben sobrellevarla y otros no. Eso no quita que no se quieran.
ResponderEliminarMe ha gustado ese final tan sorprendente que provoca una sonrisa y que una releída del texto.
Abrazos.
Ayyy, Miguel, qué te voy a contar que no sepas... seguro que estos días estás viviendo algo parecido con el concurso, que no hay conexión con la familia. Y de los jóvenes qué me dices? tengo un micro atragantado que no quiere salir sobre esto, a ver si le animo a ver la luz.
ResponderEliminarAbrazossssssss
Muy bueno, Miguel.
ResponderEliminarMe encanta.
Un beso.
Increible que último recurso para paliar otras carencias sea la pareja...
ResponderEliminarY es que los hay que son tan dispares que parecier que viven vidas paralelas, ubicados en el mismo espacio y con direcciones opuestas.
Genial microrelato.
Besos mediterráneos.
A veces nos olvidamos de lo que más vale, de lo que tenemos cerca. Hay que medir bien y mantener un equilibrio. En el término medio está la virtud...
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Existe y es real lo que cuentas en tu micro. Me parece muy bueno.
ResponderEliminarBesitos
No se puede contar mejor desde el título. Qué pena que no te presentaras también al concurso, seguro que habrías llegado a finalista o ganador.
ResponderEliminarPor cierto, he colgado un reseña en Sin Bulla sobre el concurso:
http://pablosinbulla.blogspot.com.es/2012/04/concurso-en-99-palabras.html
Jajajaja, por Dios! como pueden los hombres (aunque también las mujeres) comportarse así!
ResponderEliminarBuen microrrelato. Ya me cuento las palabras.
Es que la verdad, está ahí fuera, no en la nube.
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