Daniel siempre ocultó su amor, su fama de tipo duro y el qué dirán podían más que los sentimientos. Cuando Julián decidió abandonarle, cansado de los desprecios y de ser siempre ridiculizado ante todos, Daniel le prometió hacer pública su relación. Finalmente reculó. Apenado y deprimido Julián encontró el consuelo final en varias cajas de somníferos. Entonces Daniel decidió dar el paso: se puso su traje de la Bripac y fue hasta el Viaducto donde más que un paso dio un salto, pero esta vez sin paracaídas. Una carta en un bolsillo consiguió que todo Madrid conociera su historia.
P.D. Con todo el jaleo del concurso no tengo ni tiempo para escribir, así que he tenido que tirar de historias que tenía aparcadas desde hacía tiempo. Por suerte el concurso, que ya tiene una semana de vida, no puede ir mejor. Aquí os dejo el enlace a las bases del concurso donde podéis ver, ya actualizados con las últimas donaciones, los premios.
Os doy las gracias a todos los que estáis colaborando, de una manera u otra, en él. Ya queda menos para el 4 de abril.
No ser valientes en vida les llevó a tomar una decisión demasiado drástica...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Joooo todavía falta mucho...!!!
Parece el Romeo y Julieta del siglo XXI, en vez de las familias, lo que les puede es el qué dirán, muy acorde con estos tiempos.
ResponderEliminarEsta semana me pondré a trabajar con mi relato... algo saldrá, digo yo.
Besos
Miguel, el asunto siempre espinoso de ocultar el amor y la condición sexual. Rompe vidas y estropea historias. Creo que el amor, sea de la condición que sea, es para mostrarlo y sacar pecho de ello.
ResponderEliminarAbrazos.
Una historia triste que desgraciadamente se sigue produciendo en plena actualidad. La intolerancia es un arma mortífera.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel.
Daniel y Julián son nombres muy parecidos, personajes que se entrelazan en este trabajo con final de carta suicida, un placer leerte.
ResponderEliminarNo sé si la historia de Daniel y Julian es producto de tu imaginación o no, Miguel; pero es tan real como la vida misma.
ResponderEliminar¡Excelente micro!
Un abrazo.
Un final triste por no dar visibilidad a su relación.
ResponderEliminarBesitos
PD: Estoy trabajando, a ver si consigo esas 99 y que merezcan la pena.
Lindo microrelato! Veré si me prendo en el concurso. Será un desafío ya que nunca lo he hecho.
ResponderEliminarBesos y gracias por tu invitación.
Real, pero cada día menos, afortunadamente.
ResponderEliminarUn relato muy bueno con las palabras justas.
Besicos
Aún muy actual desgraciadamente. Y no sólo con Daniel y Julián, hay muchas más relaciones "inconvenientes" o vergonzantes que no tenemos el valor de admitir.
ResponderEliminarHola Miguel! Paseando entre microrrelatos, blogs y concursos, he llegado hasta tus 99 palabras. Curiosamente yo lo intento con 80 palabras. Hace poco cree mi blog vinculoprivado.blogspot.com. Todos los micros tienen 80 palabras justas sin contar el título. Voy a ver si con unas pocas más soy capaz de participar en tu concurso.
ResponderEliminarTus relatos son geniales, sobre todo por los desenlaces.
Hola Miguel, pues yo creo que no está nada mal lo del concurso, considerando que ...te tiene ocupado y sacas estas perlas de tu cajón de sastre ;).
ResponderEliminarParticiparé antes del 4 de abril y un ¡óle! por tu iniciativa.
¡Pobre Daniel! se hundió en la desgracia de la vergüenza.
Un abrazo
que espectacular un genio de verdad adelante exitos
ResponderEliminarUn microrrelato precioso, Miguel.
ResponderEliminarCobardía y valentía al unísono.
Un beso.
Estupendo micro como siempre!
ResponderEliminarBicos grandes
Presumimos de vivir en una sociedad avanzada en la que estas cosas están superadas. Pero si se hiciera un sondeo de respuestas sinceras lejos de las grandes ciudades...
ResponderEliminarSaludos.
Así es complicado vivir (el amor). Ocultos por el miedo y amenazados por las voces, no podía haber un final menos dramático.
ResponderEliminarSaludos!!