viernes, 23 de junio de 2017

Orgullo


Al día siguiente del vendaval el abuelo llegó a casa con los ojos pintados, los labios perfilados y unos pendientes enormes. La abuela se enfundó unos vaqueros y fumó su primer puro. Mamá confesó lo de esa amiga con la que se ejercitaba tanto en casa como en el gimnasio, y papá abandonó el armario de un portazo. Avergonzado por la situación les confesé que las olimpiadas que preparaba no eran las de Tokio. Felices como nunca, salimos a la calle. Por primera vez sin discusiones. Solo nos costó decidir en qué bar de Chueca caería la primera copa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los otros caminos

Esta es mi segunda propuesta para el concurso de Zenda  #HistoriasdelCamino Los otros caminos Cuando reservé el autobús para ir hasta Vilalb...