Cuando vio que empezaba a despertar, el dinosaurio se preparó para soltar otro de sus rugidos estremecedores. No sabía nada sobre aquel bicho que tenía ante él, aparecido de la nada, pero tenía claro que debía conseguir que durmiera de nuevo.
Según el bicho volvía en sí, miró de reojo para ver si aquella bestia prehistórica seguía allí. Al verla, en guardia frente a él, prefirió no moverse. En ese momento no podía ni razonar; todos sus pensamientos estaban centrados en maldecir a Doc, su senilidad incipiente y su manía de no revisar nunca su maldita máquina del tiempo.
P.D. No te pierdas "Talión", el último microrrelato publicado en mi otro blog "Entre vueltas de tuerca". Para leerlo pincha aquí.
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¡Qué buena esta fusión/fisión!
ResponderEliminarUn abrazo,
Me gusto esta vigilancia-temor mutuo.
ResponderEliminarUna mezcla creativa. ¡A ver qué hace Mcfly ahora!
ResponderEliminarRecreación suculenta. Viva y jocosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, si te apetece compartir tus relatos, écha una ojeada a ésto
ResponderEliminarhttp://280ypunto.blogspot.com.es/
Un saludo.